21 de mayo de 2024

Eugenia Osinde, 6 poemas 6


Obra de Beth Conklin
30

Mi almohada no es
una almohada inteligente
de poliéster
viscoelástica
hipoalergénica
no la compré por internet
aunque me digan
《designed with a low profile
this pillow is perfect for side
and back sleepers》
mi almohada es un batik
de baba color sepia
escapa la lana por las costuras
saltan las ovejas
las vallas
del insomnio
(mi almohada supo
de juegos perversos
o inocentes
de noches calmas
y de las otras)
temo que haya hablado
de más
alguna vez
en tus oídos
soñó
apenas
lo justo y necesario.


Obra de Beth Conklin
33

Los sauces peinan
la tarde
caliente
la hija
nada
una medusa rubia
su pelo
en el agua
su sombra
en el fondo
celeste
una rana
las hojas que caen dibujan
frías
geometrías
blancas
una brazada
la hunde
otra la salva
sentada en el borde
del agua la espero
la tarde y el agua
se han vuelto
infinitas.


Obra de Beth Conklin
27

Intenté
el encuentro
una especie
de espacio
compartido
de los cuerpos
un aire
que pudiera
inspirarse
al unísono
imaginé
un agua
conteniendo
nuestras formas
suavizando
el roce
El deseo
nos impulsó
al mismo tiempo
a un mismo lugar
Intenté evitar
el choque
pero no pude.

Obra de Beth Conklin
40

Podríamos ser
un hombre
y una mujer
perdidos
en la niebla
en medio
de una tormenta
a punto
de hundirnos
en el mar
algo realmente trágico
pero sólo interrumpí
tu ducha
matutina
para decirte
las palabras
más hirientes
conocidas
hasta hoy
perfectamente
adecuadas
perfectamente
impermeables


Obra de Beth Conklin
42

Hay un hombre dormido
en mi cama
transpira
quizás sueña que corre
murmura
quizás me habla a mí
o a otra mujer
pero es una mujer a quien le habla
hay un hombre transpirado
en mi cama
murmurando
solo
quizás sea el padre
de mis hijos
nadie lo sabe
nadie lo duda
últimamente desconfío
del hombre
y ya no sé
que hacer
con eso.

Obra de Beth Conklin
15

Indeleble. Eso quiero.
Un labial indeleble.
Que mi beso sea
una sanguijuela furiosa
mordiendo
tus muslos
para siempre.



Eugenia Osinde 
(Monte Grande, Bs. As., Argentina, 1965)
POETA/BIOQUÍMICA
Lectura recomendada por Mariana Finochietto


18 de mayo de 2024

Nidia Hernández, 5 poemas 5


Ilustración de Georgiana Chitac
LA MEDIDA QUE PERDIMOS

Deja que el viento 
siga mezclando
el océano que somos

deja que construya
a su paso
la medida que perdimos

deja que hable

que dibuje los caminos 
a tomar

y nos diga

qué decir

qué callar

hacia dónde ver

La amapola del silencio 
hará su parte.


Ilustración de Georgiana Chitac
NUESTRA CANCIÓN

El gato desmiente
el paso del tiempo

una lumbre adorna todo de rosa

yo espero silente
que el borrador de la noche
disminuya sus sombras

que todo cambie

si en el cielo
si en el espacio

un anillo de Saturno
será luna en breve

es posible que hoy
si te llamo
tu cercanía
me ponga a un paso
del delicado soplo
que reúne a las almas
y obra milagros

que llueva

que el goteo del agua
sea nuestra canción


Ilustración de Georgiana Chitac
LA LUNA PALEOLÍTICA

Es temprano
en la calle llena de gente 
no hay señal de sosiego

Todos somos extranjeros
por la forma en que nos movemos 
tratando de igualar el eje
de rotación de este lugar

Un señor se asoma a los locales 
y termina con cara de extraviado

El agujero de la equivocación lo acompaña 
él trata de burlarlo
pero a lo mejor es el agujero negro

Yo busco el numero 1718 con el tiempo contado 
en esta hermosa ciudad cuyas casas
son las de una película

La prisa aquí tiene el sentido
de un barco postergado
con pasajeros que no quieren llegar 
porque ya no tienen casa

Si fuera de noche
las mensurables fases de la luna
y la luna más larga
la luna Paleolítica 
serían nuestro hogar


Ilustración de Georgiana Chitac
HOGAR

Un reloj apuntaba
hacia el lugar
donde un aro incandescente
tocaba las sombras

era mi cuarto
que flotaba en la noche

mi cuarto
defendiéndome de mí misma

mi cuarto oscuro
donde escondo
las pirámides que sueño

era mi cuarto de segundo
para estar en todas partes

para llegar a ti

para tocarte

para oír tu voz

era la irrealidad
mi verdadero cuarto

la inmensa irrealidad
mi único hogar

Ilustración de Georgiana Chitac
EL SENTIDO DEL MUNDO

Alguien tocó la puerta 

no iba a abrir

traducía destellos

pero miré por la ventana

y caía
una lluvia de estrellas blancas 
que dibujaban
el sentido del mundo

mi tercera nevada en Boston 

hubo una gran pausa

la nieve

generativa

fractal

elegante

abría sus cortinas



Arrowsmith Press, Boston, 2024
Edición bilingüe traducido por Rowena Hill 



Nidia Hernández
(Caracas, Venezuela, 1957)
Reside en Boston, EE.UU.
POETA/EDITORA/TRADUCTORA/
PRODUCTORA Y CONDUCTORA
Arrowsmith Press, Boston, 2024
Edición bilingüe traducido por Rowena Hill 
para leer una reseña en PRODAVINCI
para leer + en EMMA GUNST
página en facebook LA MAJA DESNUDA

14 de mayo de 2024

Alfonsina Clariá, 8 poemas 8 (de Cuánto debe morir para que algo nazca)



¿Cuánto debe morir
para que algo nazca?

¿Cuánto queda sepultado
para que una mañana
ese fruto esté en tu mano?

¿Cuántos días iguales
para que uno solo perdure?

¿Cuánto de mí muere
y cuánto nace
cada vez que escribo?

Fotografía de Alessandro Passerini

Una noche al poner la mesa
pierdo el equilibrio
como si de pronto cayera enferma.

Los platos son demasiado hondos
los tenedores tiemblan en mi mano
el piso no es estable.

Algo se ha movido
no sé si dentro o fuera
de la casa o de mi cuerpo.

No quiero soltar los cubiertos
ni llamarte
para que seas parte del miedo.




Dicen las visitas
que todavía es verano
y afuera hace calor.

Pero dentro del hospital
no hay estaciones
la enfermedad
sopla un aire triste
y oscurece el semblante
de los que duermen.




Ahora que alguien ha dicho
la palabra "final"
en este cuarto en el que casi siempre
estoy dormida

ahora que todo parece definitivo
y sin embargo incompleto
inmóvil y aún así
en constante mutación

ahora que no hay otras estaciones
que el calor o el frío de la fiebre

ponés toallas húmedas
sobre mi frente
me abrigás con frazadas
te acostás a mi lado vestido
y nos dormimos de la mano

ahora que alguien ha dicho
la palabra "final"
¿de dónde viene esta paz?



A Mateo

Escucho la voz de un niño
que me habla al oído
con su cara pegada a la mía.

Tengo los pies helados
la cabeza ardiendo de fiebre
no puedo abrir los ojos
ni dejar de temblar.


Aunque no le responda
la voz insiste
repitiendo en mi oído:
"Despertate, Ma".




No ha dejado de llover
durante días
y los diluvios
desde que estoy postrada
me dan miedo.

–Sigue lloviendo.
Te digo con los ojos cerrados.

–Es linda la lluvia.
Me respondés.

–Las cicatrices duelen.




Como esa pareja que pintó Van Gogh
que ha dejado a un costado
los zapatos viejos
(la huella de la pobreza)
y la hoz
(el acecho de la muerte)
te acostás a mi lado
y nuestros cuerpos se rozan
como dos nubes dormidas.




Recuerdo el silencio triste
de las salas de espera
y cuánto sepulté bajo las sábanas
de una cama de hospital

vuelvo a sentir el dolor
y la fe de mi madre
sentada al borde de esa cama
como al pie de la cruz.

mientras recibo la tibieza
de un nuevo amanecer
desde las ventanas de mi casa
y en mi corazón resuena
"¡Talita cumi!"


de Cuánto debe morir para que algo nazca, 
que se presentará el miércoles 15 de mayo, a las 19 horas,
en la Alianza francesa (Ayacucho 46)
Ciudad de Córdoba



Alfonsina Clariá 
(Córdoba, Argentina, 1972)
POETA/LICENCIADA EN LETRAS MODERNAS/ 
ESCRITORA/DOCENTE/INVESTIGADORA
de Cuánto debe morir para que algo nazcaNarvaja Editor, 2024
para leer + en EMMA GUNST





12 de mayo de 2024

Diana C. Masini, 3 poemas 3


Fotografía de Alberto Polo Iañez
TEMPRANO

Y a veces no quiero
hacer nada

las sábanas me envuelven
susurran voces

miro
el techo

en los ojos de la madera
encuentro imágenes

acaricio al gato
que duerme
a mi costado

un hueco en el pecho
horada suave

doy
a la pena
la palabra

la luz
atraviesa tímida
la ventana

cobijo
lo que lastima
del día

despido lo viejo
voy quedando
liviana


Fotografía de Alberto Polo Iañez

SÓLO UN POCO

Abro las ventanas.
El cielo está como mi alma
esta mañana

con nubes opacas, somnolientas
sin un minúsculo retazo de celeste.

Se mimetiza mi interior
con lo lejano y sombrío.

La esperanza que me habita
me dice:
vendrá el viento, vendrá la lluvia,
desgarrarán su furia impertinente
y verás un cielo despejado

quién sabe
con algo de fortuna
el sol
te acariciará la cara.


Fotografía de Alberto Polo Iañez

HOY NO

Veo en mí
nubes grises.
Anhelo una tormenta que no llega.

El calor sofoca
y no deja
respirar al cuerpo y a la pena.

Quiero dejarme
caer
      caer
            caer
como nunca pude.

Me permito
la silenciosa espera
de lo que vendrá

Hoy no será.

Hoy deberán juntarme
en mil pedazos,
grises como el cielo
que no se decide a llorar.



Diana Cristina Masini
(La Plata, Buenos Aires, Argentina, 1953)
Reside en Neuquén
POETA/MÉDICA/ATLETA PARALÍMPICA
de Ella llega con jazmines, edición independiente, 2024
Edición y corrección Mariana Finochietto
para leer + en 0221
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...